Suspirando el aroma de tu piel, inconfundible y deliciosa como la miel,
Acariciando tus cabellos, que entre miles si duda los más bellos,
Sintiendo tus suaves manos, que en un extraño lenguaje dicen cuanto nos amamos,
Besando uno a uno tus labios, en un segundo paramos y nos dedicamos a mirarnos,
Escuchas los latidos de mi corazón cada palpito parece cantarte una canción,
Y de tu voz escucho una melodía, como un ave cantor dices en voz baja, “te amo mi amor”.
Noche de besos, de caricias, derroche de amor que en sudor inunda la habitación,
El roce de nuestros cuerpos en perfecta sintonía, los suspiros parecen interpretar una sinfonía,
La respiración agitada la vergüenza fuera del cuarto fue arrojada,
No hubo restricciones en aquel momento nos olvidamos de cualquier tormento,
Me besabas mientras te besaba una caricia a tu vientre que te sonrojaba,
Y una vez más con tu cansada voz me dijiste sin temor, “te amo mi amor”.
El momento más sublime, te dije “no quiero que esto termine”,
Al instante sonreíste, “esto puede ser eterno” dijiste,
Al fin conocía la felicidad, debo decir que fue genial en realidad,
Sentir tu cuerpo, besar tus labios, vivir lo que siempre soñamos,
Ojos cerrados, tu rostro sobre mi pecho, nuestros cuerpos cansados dormidos en aquel lecho,


