La noche nos acoge, las estrellas nos sonríen y el silencio nos invita al romance…
Las sabanas se deslizan de manera armoniosa por tu silueta y los suspiros escurridizos que se escapan al mirarte, delatan el deseo…
Ya con mis labios he sido amante de tu boca, mis manos exploran tu piel avivando el fuego que muy dentro enciende mi ser…
Tu respiración apresurada se coordina con mi apresurada frecuencia cardiaca, en pocos segundos la inigualable sensación de escalofríos inundan los espacios de la habitación…
Con el sentimiento a flor de piel, ahora busco hablarte con mis miradas, explicarte lo que siento con mis besos, convencerte con mis caricias y encontrar respuestas en el transcurrir de la noche…
¿Y si dejamos que la noche sea testigo de nuestro amor y la oscuridad nuestra cómplice?
¿Y sí dejamos que nuestros cuerpos hablen ese lenguaje que no encuentra sinónimo alguno?
¿Y si olvidamos el mundo y solo nos dedicamos a ser víctimas de lo que sentimos?
¿Y si dejamos que nuestros besos no conozcan final?
¿Y si esperamos lo que sucede luego?


