Amante luna que con suave susurro alegra mi alma,
Pura, celestial y
clandestina, que entre penumbras me acompaña,
Bondadosa lágrima de
infante alegre, que cura mi soledad una y otra vez,
Bella, sumisa a mis besos
y perfecta a mis caprichos,
Mis manos te dibujan y mi
boca te nombra amante de mi rutina.
Esclavo de tu esencia me
declaro, me liberaste de ser libre,
Libre solitario,
irracional por la oscuridad que abrazaba mi mirada,
Pertenezco a las
delimitadas curvas de tu cuerpo,
al deseo inevitable de tu piel,
Al calor de tu espíritu, a
la miel de tus besos.
Perdido mil vidas en tus
ojos, vago por la calle de tu alma,
Agarrando de la mano tus
pasiones, involucrándome en el tejido de tu ser,
De manera inevitable somos
uno en el camino,
recorriendo paso a paso lo prohibido,
Y cayendo metro a metro en
el fondo de nuestras tentaciones.
