En medio de la abrumadora rutina que agobia cada uno de mis días, pensando en el mañana incierto y en el pasado imperfecto, de repente aparece de algún lugar que no logro divisar, la mujer más hermosa que ante mi a podido cruzar, las palabras desaparecen y mi mente en un blanco total.
Tantas cosas bonitas que decir, pero con una mirada algo tonta solo me queda verla y sonreír, talvez se percató de que la idiotez que mi rostro expresó, fue a causa de tan inigualable belleza y para mi sorpresa me miró con tal delicadeza que parece ignorar mi torpeza y sin pensarlo me besa.
Con un suspiro profundo culmina el mejor beso del mundo, y con un adiós se aleja de mi lado en tan solo un segundo, fue tan poco lo que pude actuar que ni su nombre alcance a preguntar, ahora voy por las calles con deseos de volverla a encontrar y esos tan dulces labios de nuevo poder besar.


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